Antes de que el iluminado de Hayao Miyazaki nos deleitara con “La princesa Mononoke” y “El viaje de Chihiro”, escribió y dirigió esta tierna e ingeniosa serie, donde ya apuntaba a esa especie de surrealismo mágico japonés. El tema de la intro es genial, pero más aún lo era ver esas persecuciones en las que decenas de policías gordos y perrunos de Scotland Yard cabían en un coche que saltaba por una rampa hacia la avioneta del ladrón, y para acortar distancias hacían una escalera humana por cuyas cabezas subía el último policía que, desafiando a la gravedad, nadaba en el aire con tal ímpetu que conseguía volar unos segundos para rozar a Moriarty (ja, je, ji, jo, ju!) antes de caer al vacío. Sencillamente sublime.
Ay!!! Esto me encantaba!! Fíjate dónde nos íbamos a encontrar de nuevo Miyazaki y yo...
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